miércoles, 8 de octubre de 2008

EL ARCA DE LA ALIANZA



En la Tradición sagrada contenida en el Antiguo Testamento no se pone ni por un momento en duda que fuese el propio Yahvéh quien diera las instrucciones a Moisés para la construcción del Arca. Estas instrucciones fueron seguidas al pie de la letra por Bezaleel y otros "hombres hábiles a los que Yahvéh había dado pericia", quienes no sólo construyeron el Arca sagrada, sino que también trabajaron en la elaboración del Tabernáculo, el candelabro de siete brazos, el vestuario de los sacerdotes, la mesa sagrada, los objetos para los que estaba destinada, etc. Cuando estuvo terminada, y con las Tablas de la Ley en su interior, según Éxodo (40, 20), y con la vara de Aaron formando parte del ajuar que en ella se guardó, según Números (17, 10), el Arca comenzó a ocupar un lugar destacado en el Sancta Sanctorum del Tabernáculo, ese templo portátil de los israelitas durante su éxodo en busca de la Tierra Prometida, convirtiéndose así en un auténtico talismán que representaba la alianza de Dios con su pueblo, cuando no la propia encarnación material de Yahvéh. En opinión de muchos, Cristo sólo podría ofrecer su sangre al Padre celestial y esto debía cumplirse a pesar de que Cristo hecho hombre muriera en la Tierra; su sangre, por lo tanto, no podía ser contaminada por ninguna mano impura. Todo ello supuestamente seguirá el plan establecido por Yahvéh seiscientos años antes de la crucifixión. Por eso mandó construir el Arca de la Alianza, para tener una representación de su Trono del Cielo en la Tierra, y que finalmente quedaría escondida justo bajo el lugar donde su Hijo sería inmolado. La Biblia cuenta que tras la muerte del Salvador se oscurecieron los cielos y tembló la tierra, resquebrajándose los cimientos de la cruz y abriéndose una grieta hasta la cámara del Arca. Cuando el centurión romano Longinos clavó la lanza en el costado de Jesús, sus últimas gotas de sangre fueron a caer sobre el Propiciatorio. "De la tierra" brotaría la Verdad cuando el Arca de la Alianza y las Tablas de la Ley pudieran ser por fin reveladas a toda la Humanidad.



La ruta del Arca
Justo después de que las aguas del Mar Rojo se abrieran para que las cruzara el "pueblo elegido", comienza a hablarse del Arca. Hasta su llegada a Jerusalén y su instalación definitiva en el Sancta Sanctorum del Templo de Salomón, su pista parece extraordinariamente clara. Primero fue llevada cerca de Jericó, donde dio a Israel su primera victoria militar en Canaán. A continuación la instalaron en Gilgal, cerca del Mar Muerto, para desplazarla después a Siquem, donde renovó el pacto con Yahvéh que simbolizaba el Arca y su contenido: las Tablas de la Ley.
Tras un breve paréntesis en Betel, el Arca se quedó durante una buena temporada en Siló, donde fue cuidada por la familia del sacerdote Eli y desde donde fue llevada a la batalla de Afec, en la que los filisteos se apoderaron de ella y la exhibieron después como trofeo de guerra. Sin embargo, la felicidad de los filisteos duró poco, pues una serie de extrañas enfermedades se abatieron sobre ellos obligándoles a devolver el Arca a sus propietarios originales siete meses más tarde. Para entonces, el Arca se quedó en Bet Semes, provocando la muerte de setenta hebreos que intentaron mirar en su interior, quién sabe si para comprobar si faltaba algo de su precioso contenido. Lo cierto es que el miedo al Arca hizo que ésta se "exiliara" a Quirat Jearim, donde fue custodiada durante veinte años por un cierto Abinadab, hasta que el rey David se propuso llevársela a Jerusalén. En el traslado murió un hombre, Uza, al tocar el cofre, y se decidió que ésta"descansara" en casa de Obededom de Gat. Una vez pasado el incidente, se preparó una tienda en Jerusalén donde estuvo el Arca hasta que Salomón terminó su Templo. Y fue allí, curiosamente en el lugar más seguro de todos en los que estuvo el Arca, donde se le perdió la pista para siempre...

El Arca en Etiopía



Hay varias hipótesis sobre su paradero, señalaremos en primer lugar la aportada por el incansable investigador británico Graham Hancock, narrada en su bestseller Símbolo y Señal, el cual durante muchos años siguió la pista del Arca de la Alianza desde su misteriosa desaparición bíblica. En 1983 Hancock oyó hablar por primera vez de su conexión con Etiopía, mientras escribía un libro sobre este país africano. Hancock fue corresponsal político en Etiopía y en su visita a la ciudad de Axum, conoció al que afirmaba ser guardián del Arca o Tabot, quien le relató la leyenda del hijo de Salomón y Belkis, la mítica reina de Saba, y su relación con el objeto sagrado. La hipótesis de Hancock demuestra que el Arca salió de Palestina, recaló un tiempo en Elefantina (Egipto), y después pudo haber sido ocultada en Etiopía.
En Símbolo y Señal, Hancock cuenta cómo los judíos de Elefantina huyeron a Sudán y desde allí a las tierras altas de Etiopía, asentándose finalmente en el Lago Tano, un mar interior a más de dos mil metros de altura. Visitando esta zona conoció la existencia de unos textos antiguos que relataban como el Arca de la Alianza había sido colocada en una especie de tabernáculo en la isla de Tana Kirkos, donde permaneció ochocientos años hasta que el rey Ezana de Etiopía la llevó hasta su emplazamiento actual en Axum. Robert Goodman refiere de esta forma la teoría de Hancock en su artículo El Arca del sacrificio: "Tras la construcción del Arca de la Alianza, los israelitas la trasportaron durante su éxodo por el desierto hasta que retornaron a Jerusalén, donde el rey Salomón, unas décadas después, construyó su famoso templo. El Arca y los otros objetos sagrados fueron depositados en el Templo de Jerusalén en el año 935 a.C. Durante su reinado, recibió la visita de la reina de Saba (país probablemente situado en la conocida como Arabia feliz, en el actual Yemen del Sur). Las Crónicas Reales de Etiopía cuentan que la reina volvió a su país esperando un hijo de Salomón, el futuro Menelik I, quien se convertiría en el fundador de la línea dinástica que ha perdurado hasta el emperador Haile Selassie. Menelik fue enviado a vivir con su padre a Israel, donde se educó hasta los diecinueve años, convirtiéndose al credo judío. Como regalo de despedida, Salomón hizo construir una copia idéntica del Arca para que se la llevara a Etiopía y, de este modo, los falashas (judíos etíopes a los que algunas hipótesis románticas consideran como descendientes de una de las tribus perdidas de Israel) tendrían su propia Arca de la Alianza.


En aquel tiempo, Salomón había permitido que se erigieran ídolos paganos en el templo, en línea con la decadencia de su reinado bajo la influencia de Babilonia. Menelik, temiendo por la seguridad del Arca original, cambió la copia y se llevó la auténtica. Graham Hancock sostiene que el Arca de Menelik I se encuentra en la iglesia de Santa María de Sión, en Axum, custodiada por un solo vigilante, casi ciego y con poca disposición a contestar preguntas acerca del Arca.


El supuesto guardian de el Arca


El Arca en el monte Calvario



El arqueólogo Ron Wyatt asegura, que el Arca se encuentra enterrada bajo el monte Moriah, en el Grotto o caverna en la que Jeremías escondió el Tabernáculo, el Arca de la Alianza y el Altar del Incienso, cerrando después la entrada.
El lugar indicado por Wyatt para iniciar la búsqueda, la cual emprendió en compañía de sus dos hijos Danny y Ronny, era un lugar que algunos denominan la "pared del Calvario" y cuyo relieve dibuja una especie de calavera alusiva al Gólgota donde Jesús fue crucificado.
El arqueólogo decidió excavar perpendicular a la roca. Después de dos años de trabajo, terminó descubriendo una cueva de cinco por cinco metros, y tras entrar en ella comprobaron que estaban bajo el monte Moriah. El 6 de enero de 1982, después de una búsqueda en todos los pasadizos y cavidades Wyatt halló lo que buscaba. Encontró una caja de piedra con la tapa partida en dos y justamente encima, en el techo de la cueva, distinguió una grieta ennegrecida por algún sedimento.
Al llegar a la caja comprobó que la hendidura de la tapa estaba manchada de la misma sustancia del techo. Decidió volver días después con unos instrumentos ópticos especiales de cuya lectura dedujo que el contenido de la caja no era otro que el Arca de la Alianza. El propio Wyatt pudo comprobar que la grieta del techo era la prolongación natural de otra que había visto en un agujero que él había supuesto como base de apoyo para la cruz de Jesús. Wyatt dedujo que la sustancia podría ser sangre que se hubiera colado por allí, cayendo directamente sobre la tapa de la caja de piedra . Por el posicionamiento de las salpicaduras en la tapa, aquella sangre, habría caído directamente sobre el Propiciatorio del Arca.
Wyatt informó a las autoridades israelíes, pero éstas le recomendaron mantener el secreto. Hoy el Arca podría seguir allí abajo.


El Arca en el monte Nebó



Rafael Lavilla, nos recuerda, que en la Biblia (Macabaeos 2, 1-8) se refiere como el profeta Jeremías ocultó secretamente el Arca y el altar de los holocaustos en una gruta situada en "el monte al que subió Moisés para contemplar la heredad del Señor". Ese monte desde el cual Moisés divisó la Tierra Prometida que nunca iba a pisar, pues murió en el desierto, es el antiguo monte Nebó (identificado hoy con el moderno Jaban an-Naba), un lugar que se encuentra a unos cincuenta kilómetros de Jerusalén, en línea recta, dentro ya de territorio jordano. Tal como señala el veterano ufólogo español Antonio Ribera en su artículo En busca del Arca perdida, "no hace falta imaginarse lo que podría pasar, si esta sagrada reliquia judía cayese en manos árabes". Ribera asocia el Arca de la Alianza a la mítica máquina productora de maná, el alimento de los israelitas durante el éxodo. Se llevo Jeremías el Arca al monte Nebó? Fué llevada después a Jerusalén? mas incógnitas...
Anthony F. Futterer buscó el Arca en el monte Nebó. Al parecer la encontró y antes de morir, dejó pistas de su emplazamiento a un tal reverendo Clinton Locy.
Tom Crotser,(1981) arqueólogo estadounidense visitó al reverendo y consiguió una copia de la inscripción que Futterer había visto fuera del túnel bajo el Nebó. Según Crotser, la traducción de esa inscripción era "aquí yace el Arca de la Alianza". Locy también proporcionó a Crotser un plano del túnel y este viajo hasta Jordania en octubre de 1981.
En el monte Pisagh (en la cordillera del monte Nebó) hallaron una cavidad que al parecer era la entrada de la gruta. Quitaron la plancha de hojalata que cubría la entrada y se introdujeron en el pasadizo el 31 de octubre de 1981. Atravesaron varios nichos y Crotser tuvo que romper dos muros de barro y roca que bloqueaban el camino.
Hacia el finalizar el pasadizo, encontraron otro muro más robusto y sin inscripciones. Al derribarlo apareció ante ellos una cámara tallada en la roca. Crotser opinaba que esta cámara estaba debajo de una antigua iglesia bizantina con la que se comunicaba mediante un pozo vertical. El investigador afirma haber visto en esa cámara la mismísima Arca de la Alianza. La describió como una caja de oro de 1,55 metros de largo por 93,5 centímetros de ancho y otros 92,5 de alto. No tocó la caja por temor a recibir una descarga, pero obtuvo varias fotografías y la midió.
Los querubines de oro no estaban en la tapa, aunque en una esquina de la cámara vio unos bultos envueltos en gasa que podrían ser las imágenes de los ángeles. También estaban los palos usados para transportar el arca y los anillos de oro en sus laterales. Después, Crotser y sus compañeros fueron a Ammán, donde intentaron infructuosamente interesar a las autoridades jordanas en su hallazgo.

El Arca bajo el Templo



El sabio árabe Maimónides
(1135-1204) dice: "... cuando Salomón mandó levantar el Templo pronosticó su destrucción e hizo construir una cueva secreta, muy profunda, donde Josías dio instrucciones de esconder el Arca de la Alianza". Esta información, que Maimónides atribuye a un judío llamado Arabaita, pudo haber inspirado una expedición que en 1908 buscó el Arca bajo el antiguo Templo de Salomón.
La Expedición Parker comenzó su tarea en el palacio-museo de Topkapi, en Estambul, donde el biblista sueco Walter H. Juvelius encontró un código sagrado en un manuscrito del Libro de Ezequiel. Afirmaba que es código decía que el emplazamiento exacto del Arca estaba bajo el templo. Juvelius se asoció al capitán Montague Parker bajo el mecenazgo de la duquesa de Marlborough, para recuperar el Arca de su presunto escondite.
Conseguir permisos para excavar bajo Jerusalén fue posible gracias a una cadena de sobornos. Y gracias a ellos, entre 1909 y 1911 el grupo descubrió varios Túneles secretos. Mas su búsqueda se detuvo bruscamente el 17 de abril de 1911 cuando Parker y sus hombres intentaron entrar en una gruta natural, justo debajo de la Roca Sagrada sobre la que estuvo colocada el Arca en la época del Primer Templo. El Sr. Parker y su equipo descendieron a la a la gruta y empezaron a retirar las piedras que cubrían la entrada a una galería antiquísima.
Uno de los cuidadores que estaba pasando la noche en el templo, oyó los ruidos de los trabajos de cava. Rastreo el ruido hasta la Roca Sagrada, y horrorizado al descubrir extranjeros bajo el Sancta Sanctorum, fue a la ciudad para avisar a todo el mundo sobre la profanación que estaba sucediendo. Una muchedumbre enfurecida por el hecho de que unos extranjeros estaban robando el Arca de la Alianza y la espada de Mahoma llegó frente a los muros del Templo. Estaban dispuestos a hacer pagar con la vida semejante ultraje aunque, Parker y el resto de la expedición consiguieron escapar a Jerusalén y de allí al puerto de Jaifa, donde huyeron por mar precipitadamente.
Randall Price publicó en 1993 en Messianic Times un artículo en el que decía que los archivos rabínicos antiguos mencionan que el Arca fue sacada del Segundo Templo y escondida en un lugar secreto bajo el almacén de leña del Templo.

El Arca en las ruinas de Gilgal



El arqueólogo Vendyll Jones trabaja en Qumran, realizando cavas en las llamadas Cuevas de la Columna y las Especias. Su interés por este lugar nació a raiz de que descifro una parte del Rollo de Cobre hallado en 1952, que resulto ser una lista de objetos del Sancta Sanctorum del Templo, indicándose hasta sesenta y dos lugares donde se ocultaron objetos litúrgicos tras la destrucción del Segundo Templo. Vendyl Jones dice que el Arca de la Alianza está en la relación y se halla en la ciudad de Gilgal, tal como reivindicó él en su día.
Otto Skorzeny, jefe del comando que rescató a Mussolini, fue quien condujo el nuevo intento. Tras elegir un equipo compuesto por escaladores expertos, estableció su base de operaciones en Montsegur. Primero organizó una avanzadilla para estudiar las montañas próximas y la fortaleza cátara, descubriendo la ruta que éstos usaron para escapar del asedio católico en el siglo XIII. Se trataba de una pared vertical y lisa, imposible de escalar, pero accesible para descender, quizás con el tesoro a cuestas.
Lo cierto es que en la base de esta pared encontraron un camino que conducía a las cumbres más elevadas y, al final, a una gruta con un objeto dentro. (15 de marzo de 1944,) Se cree que los expedicionarios trasladaron el Arca a Alemania, donde seguiría oculto.

El Arca en el Vaticano



Otras fuentes afirman que cuando las tropas italianas desalojaron Eritrea, llevaban a Roma, como trofeo, el Arca, conservándose desde entonces en el Vaticano, gracias a un favor del gobierno fascista de Mussolini

Fuente

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