martes, 4 de noviembre de 2008

Más de cuatro décadas en la búsqueda de Ricardo Guzzo y sus 67 compañeros:

Ayer se cumplieron 43 años de la desaparición del avión militar adonde viajaba el cadete sanjuanino Ricardo Guzzo. El do­min­go una misión militar retomará la búsqueda.

“Nunca es tarde para enterarse de las verdades”, dice María Elena Guzzo que desde hace 43 años no pierde las esperanzas de saber qué pasó con su hermano Ricardo Augusto Gu­zzo, desaparecido el 3 de noviembre de 1965, a bordo del avión militar TC 48.
El 1 de noviembre de 1965, desde el Plumerillo, partieron rumbo a San Francisco, Esta­dos Unidos, dos aviones. El T3 con 56 pasajeros, y el TC 48 con 68 ocupantes, entre los que estaba Ricardo, un sanjuanino de 24 años. Se trataba del último vuelo de instrucción de los cadetes de la XXXI Pro­mo­ción de oficiales. Pero los jóvenes nunca llegaron a destino. Dos días después, el 3 de noviembre, el TC 48, bajo la conducción de Renato Filippa, desapareció después de haber anunciado un incendio en un motor cuando volaba sobre la base Howard en Panamá.
Junto con el TC 48 partió el avión T 43, con 56 pasajeros, que sí llegó a destino y cuyos pilotos aseguraron desconocer que el TC 48 había entrado en emergencia. Tiempo después, aparentemente se comprobó que sí existió una comunicación entre ambos aviones. ¿Por qué abandonó entonces el T 43 a sus compañeros?
Desde su casa en Santa Lucía, María Elena despliega sobre la mesa decenas de documentos referidos al accidente y a las investigaciones realizadas por los familiares durante todos estos años. Aunque también están los recuerdos, las historias, las fotos del querido hermano (tres años menor que ella), y la última carta que Ri­cardo envió a su familia días antes de partir a su viaje final. “Tengo fe, tengo esperanza que mi hermano va a aparecer. No sé de que manera aunque aparezcan sus huesitos va a ser un milagro”, dice María Ele­na, convencida y visiblemente emocionada. Con convicción repite que “los militares mintieron, dijeron que el avión cayó al mar, como si con eso borraran todo”.
Disconformes con la falta de investigación por parte de las Fuerzas Armadas, familiares de los cadetes desaparecidos decidieron internarse en la selva de Costa Rica y Panamá, donde hurgaron durante más de tres años con el propósito de reunir datos que permitieran afirmar que el TC 48 no había caído al mar. Incluso en una comunidad indígena cercana al lugar en donde se estima que se estrelló el avión, aseguran haber encontrado ropa y objetos personales de los tripulantes del vuelo. Además de testimonios de los pobladores que aseguran que había personas con vida.
Recién en 1970, y luego de dos informes anteriores en los que las FAA aseguran que el avión cayó al mar y sus “tripulantes fueron devorados por los tiburones”, un informe militar coincide con la versión de los familiares, afirmando que el avión “impactó en tierra con posibilidad de sobrevivientes” pero que “nada se podía hacer a causa del tiempo transcurrido y la falta de recursos económicos”.
A 43 años, los familiares de los cadetes desaparecidos, siguen esperando una respuesta.
María Elena adelantó que el domingo partió una nueva expedición de la FAA que junto a técnicos de la NASA intentarán dar con los restos del TC 48. “No voy a bajar los brazos. Todavía espero que mi hermano aparezca”, repite María Elena Guzzo con una esperanza digna de imitación.

Frases: La última carta

“Sé lo orgullosos que se sienten, pero más or­gulloso estoy yo por los padres y hermanos que Dios me ha dado”. Ricardo Augusto Guzzo, 28 de octubre de 1965 .


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