“Cuando la capa de ceniza caiga ..se acerca el fin del mundo”
La tribu Hopi creyó que bomba atómica era esa capa de ceniza que describe la profecía, y por eso en 1948 hizo que el Consejo de la tribu nombrara un guardían de gran confianza para que guardara esas profecías que sus ancestros habían tallado en la roca......
El elegido fue Thomas Panyacya quien dice:
...todos sabían sobre esto, pero nadie sabía que estaba aquí...
...Yo fui el que logré decifrar estos dibujos y realmente fue una sorpresa..." "...Estos dibujos hablan sobre el fin del mundo que puede ser por una bomba nuclear, por el recalentamiento global del planeta, o puede ser también un fuego de conciencia interior, ya que los Hopi hablaban de LA PURIFICACIÓN POR FUEGO...."
En Arizona yace la antigua roca de las profecías Hopi en la que supuestamente se relata el destino de la humanidad.
Las Profecías de los indios Hopi
por Adrián Rell
Buenos Aires – Argentina
Un día de verano de 1958, un pastor evangélico llamado David Young conducía su automóvil bajo un fuerte sol por una ruta a través del desierto, cerca de Taos, en México.
De repente, ve a un indio anciano caminando por la banquina, y pensando en lo penoso que debía resultarle andar bajo aquel sol del mediodía, detuvo su auto y le preguntó si deseaba que le llevase hasta la población siguiente. El anciano asintió y subió al coche.
Durante algunos minutos el indio permaneció en silencio. Por último, comenzó a hablar:
- "Yo soy Pluma Blanca, un Hopi del antiguo clan del Oso. En mi larga vida he viajado por toda esta tierra, aprendiendo de mis hermanos muchas cosas sabias. He seguido los caminos sagrados de mi pueblo, que habita los bosques y los muchos lagos al Este, las montañas y los riachuelos de peces saltarines al Oeste, y el lugar de los altares de piedra de mis hermanos, al Sur. De todos ellos he escuchado los relatos del pasado y las profecías del futuro. Hoy, muchas de las profecías se han convertido en historia y quedan ya pocas por cumplir, pues el pasado es cada vez más grande, y el futuro es cada vez más corto.
Y ahora Pluma Blanca está muriendo. Sus hijos ya se han reunido todos con los antepasados, y pronto también él los acompañará.
Ya no queda nadie, ninguno a quien recitar y transmitir la antigua sabiduría de los Hopi.
Mi pueblo se ha cansado de los viejos modos de vida, y abandonó las grandes ceremonias que nos cuentan nuestros orígenes, nuestra aparición en el cuarto Mundo. Esto había sido profetizado. Los tiempos se están agotando".
El Anciano enmudeció por unos instantes , pero pronto volvió a hablar:
- "Mi pueblo espera a Pahana, el hermano blanco perdido, igual que lo esperan todos nuestros hermanos. No será un hombre blanco como los que ahora conocemos, crueles y codiciosos. Esto sabíamos hace ya mucho que vendrían. Pero aún seguimos esperando a Pahana. El traerá consigo los símbolos y la pieza que falta en la tablilla sagrada que guardan ahora los mayores. Dicha pieza le fue entregada cuando se marchó y debe reincorporarse a la tablilla para que quede completa. Esta señal le identificará ante nosotros como el verdadero hermano blanco".
Se volvió entonces hacia Young y le dijo:
- "Usted se parece mucho a Pahana y no a los demás hombres blancos. Usted se ha detenido para recoger a un anciano, a fin de aliviar su carga. Así actúa Pahana. El vendrá pronto, pues las profecías están a punto de cumplirse".
Tras descansar un instante, el indio tomó fuerzas para proseguir su extraño discurso:
- "El Cuarto Mundo terminará pronto y comenzará entonces el Quinto. Esto es cosa sabida por los ancianos de todos los rincones de esta tierra. Las Señales vienen cumpliéndose desde hace muchos años, y pocas faltan ya por realizarse.
Esta es la Primera Señal: Se nos habló de la llegada de unos hombres de piel blanca, como Pahana, pero que no vivirían como él, sino que se apropiarían de tierras que no les pertenecían. Y esos hombres herirían a sus enemigos con truenos".
Young comprendió más tarde que así describían los profetas indios las armas de fuego.
- "Esta es la Segunda Señal: Nuestras tierras verán la llegada de ruedas de madera, llenas de voces. Mi padre vio cumplirse esta profecía en su juventud, cuando los hombres blancos arribaron con sus familias a las praderas, en sus carromatos.
Esta es la Tercera Señal: un extraño animal, semejante al búfalo pero dotado de grandes cuernos, poblará las praderas en gran número. Este tipo de animal lo ha visto Pluma Blanca con sus propios ojos, pues se trata del ganado del hombre blanco.
Esta es la Cuarta Señal: las praderas serán cruzadas por serpientes de hierro..."
En aquel momento, Young tuvo que reducir la velocidad de su vehículo para atravesar un paso a nivel. Y comprobó por sí mismo que en los raíles que se perdían a lo lejos entre grandes curvas se hallaba el cumplimiento de la cuarta profecía.
- "Esta es la Quinta Señal: la tierra se cubrirá con una gigantesca telaraña". El indio se detuvo y señalo con la mirada hacia arriba, a las líneas telefónicas y eléctricas que cruzaban la autopista por encima de sus cabezas.
- "Esta es la Sexta Señal: la tierra estará cruzada por ríos de piedra, que formarán imágenes a la luz del sol".
El anciano hizo una nueva pausa y dejó que Young intentara encontrar el significado de sus palabras. El blanco comprendió de pronto que se refería precisamente a lo que tenía ante sí. Frente a él se extendía la carretera asfaltada, y en la distancia, el tremendo calor del día producía un espejismo, una imagen de la propia carretera sobre la superficie. El indio asintió y prosiguió:
- "Esta es la Séptima Señal, la primera que todavía ha de cumplirse: se oirá decir que el mar se ha vuelto negro, y muchos seres vivos morirán a causa de ello.
Esta es la Octava señal: se verá a muchos jóvenes, con el cabello largo al estilo de mi pueblo, que vendrán a unirse a la nación de las tribus, para aprender sus caminos y su sabiduría.
Y ésta es la Novena y última Señal: se hablará de una gran morada en los cielos, sostenida en el aire sobre la tierra, que caerá hacia ésta con gran estrépito. Dicha morada aparecerá como una estrella azul. Muy poco tiempo después de la última señal, las ceremonias de mi pueblo dejarán de celebrarse.
Estas son, pues, las Señales de la gran destrucción que se aproxima. El mundo se agitará sin cesar. El hombre blanco batallará contra otros pueblos, en especial contra los poseedores de las primeras luces de la sabiduría. El resultado de la guerra será terrible. Se verán muchísimas columnas de humo blanco en el desierto, no lejos de aquí".
Young se dio cuenta en el acto de que el anciano se refería a las pruebas atómicas.
- "Las hogueras causarán graves enfermedades y una gran mortandad. Muchos de mi pueblo sabrán reconocer las profecías y se pondrán a salvo. Quienes vivan en los mismos lugares que mi gente se salvarán también. Porque todo quedará destruido y habrá mucho que reparar. Y poco después, muy poco tiempo después, Pahana regresará, trayendo consigo el amanecer del Quinto Mundo. Plantará la semilla de su sabiduría en el corazón de los hombres, tal como ya actualmente se está sembrando alguna. Y todo ello hará más hacedera la andadura hasta la aparición del Quinto Mundo.
Solo que Pluma Blanca no lo verá. Es viejo y se está muriendo. Usted, acaso usted sí que llegue a verlo. Con el tiempo..."
La voz del anciano se hizo inaudible, y el silencio se adueño del automóvil. Pronto llegaron al punto de destino. Pluma Blanca le indicó dónde quería apearse. Young detuvo el coche junto a una esquina, aguardó a que el anciano bajara y le vio desaparecer lentamente calle abajo. Luego, continuó su viaje. Nunca volvió a ver al anciano.
Las primeras seis profecías se cumplieron sistemáticamente. Son claras y contundentes. No dejan lugar a dudas, o a una doble interpretación. Pero veamos los últimos tres:
En la séptima, "el mar se vuelve negro, y muchos seres vivos morirán a causa de ello". Hoy asistimos al degradante espectáculo del derrame de petróleo en los mares. La imagen del pingüino o del pato cubiertos de petróleo han dado la vuelta al mundo.
Sin embargo, esto es sólo el principio del cumplimiento de esta profecía. Una contaminación mucho más grande le aguarda a nuestros mares, y tiene que ver con la profecía de San Juan en Apocalipsis 8:8: "El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre", y continúa en el V. 9: "Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de los mares fue destruida".
En la octava profecía, "muchos jóvenes vuelven a una vida natural para aprender sabiduría", algunos relacionan esto con el movimiento Hippie de la década del ´70, cuando muchos estudiantes se iban a vivir al campo en grupos. Pero yo no estoy de acuerdo con esta interpretación. Me inclino más por una interpretación que engloba las distintas profecías bíblicas que tienen que ver con el "arrebatamiento", profecías americanas de otras tribus que auró el "regreso a la naturaleza". Y las profecías de los psíquicos modernos que afirman que antes de que se desencadenen los grandes cataclismos, personas de todo el mundo comenzarán a distanciarse, los de mentalidad positiva sentirán un impulso infrenable de dirigirse hacia "zonas seguras", mientras los de mentalidad negativa se agolparán en las "zonas peligrosas".
La 8° profecía es la preparación para el cumplimiento de la 9°. Una vez a salvo las personas de conciencia positiva, vendría un gran cataclismo "desde los cielos".
Una interpretación aberrante de esta profecía es aquella que pone a la base aerospacial "SKYLAB" como protagonista de estos hechos. Cuando en 1979 la base cayó desperdigándose sobre Australia, muchos vieron en este hecho el cumplimiento de la profecía Hopi. Pero lo que caerá del cielo será como dice al Apocalipsis al referirse a la estrella "Ajenjo" (Apocalipsis 8: 10-11). Producirá muerte y espanto, será como "una gran antorcha" ("una gran montaña de fuego", dicen los Hopi). La base "SKYLAB" no destruyó nada, pues cayó en el desierto. ¿Será un meteorito?
Creo que estamos viendo el comienzo de la 7° profecía. Mientras tanto, como dice en el Apocalipsis: "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca" (Apocalipsis 1:3).
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