jueves, 8 de enero de 2009

La Tumba de Jesús está en Japón!

Sobre la nevada calle del pueblo luce un cartel en azul y blanco:



"Hacia la tumba de Cristo".



Pero no. No se trata del Cercano Oriente, sino del Lejano. Más precisamente de Shingo, un pequeño pueblo de 3.000 almas rodeado de campos de arroz, idílicos bosques montañosos y manzanos en el norte de Japón.



Alejado a siete horas en coche de Tokio, el pueblo no solo atrae a los visitantes con especialidades como el helado de ajo, sino también con una asombrosa leyenda, según la cual, Jesucristo no falleció en el Monte Gólgota, no. Sino aquí, en Japón, a 10.000 kilómetros. Y ocurrió así: "Jesús vino a la edad de 21 años a Japón", explica Norihide Nagano, un habitante del pueblo. Así se dice en un papiro, que fue hallado en 1935 en un cofre en la lejana provincia de Ibaraki, junto con el "testamento" de Jesús.



Y en él se dice que Jesucristo pasó 12 años en Japón haciendo estudios religiosos y que también aprendió la lengua. Con 33 regresó a Judea, donde iba a ser crucificado por sus enseñanzas. Pero no fue él quien fue a parar a la cruz, sino su hermano.



Jesús, en cambio, viajó con algunos discípulos, la oreja de su hermano y un mechón de la Virgen María a través de Siberia y Alaska otra vez a Japón. "Y al final, llegó a este pueblo, se casó con una japonesa llamada Miyuko, tuvo tres hijas y cumplió 106 años", relata el señor Nagano y muestra las dos montañas de tierra con una gran cruz de madera cada una. Una es la tumba de Jesús, dice. La otra está dedicada a su hermano. No, nunca se investigaron las tumbas, dice Nagano.

Para eso haría falta el permiso del señor Sawaguchi de al lado. Él es, después de todo, el dueño de las tumbas por ser un descendiente de Jesús. No le gusta mostrarse a los visitantes incrédulos, pero se dice que el abuelo de Sawaguchi era más alto y tenía la nariz más larga que la media. Y, sí, además tenía ojos azules. ¿Y no es asombroso que en este pueblo en otra época existiera la tradición de pintar a los recién nacidos una cruz en la frente? Mucho antes de que en 1935 se relatara a los habitantes que allí se encontraba la tumba de Jesús según los documentos hallados.


Y, casualmente, se encontró solo un día después en las cercanías otra cosa llamativa: pirámides, que al parecer son más antiguas que las de Egipto. Lástima que ninguna de las piedras que hay allí hoy se parezca a una pirámide. Al parecer, se derrumbaron en el siglo XIX. En aquel entonces, Shingo aún se llamaba Herai.

Y también la vestimenta de los campesinos de antaño se parecía un poco a la de los pastores de la región bíblica, relata Nagano en su visita guiada por su pequeño museo de Cristo, que junto con las colinas de las tumbas es hoy parte de un parque público. Lógicamente no afirma que todos sean hechos reales. "Yo mismo no sé si creer que ésta es la tumba de Jesús", admite Nagano. Pero es posible que allí esté sepultada una persona importante.

ATRACTIVO TURÍSTICO.

Las cruces fueron colocadas en los años 60 por la oficina de turismo del pueblo. Desde entonces, los habitantes celebran cada año en junio el Kirisuto Matsuru, la "Fiesta de Cristo", aún cuando no tenga nada que ver con el cristianismo, sino más bien con el sintoísmo, la religión original de Japón.




De hecho, ningún habitante del pueblo es cristiano. Solo un uno por ciento de los japoneses es cristiano. Y en lo que se refiere al "testamento" de Jesús y al documento en el que se lee toda esta historia, los originales al parecer se quemaron en la Segunda Guerra Mundial.

En el museo solo hay una copia, y se trata de una traducción al japonés moderno. Muchos opinan que todo es una falsificación. Lo que sí es auténtico sin dudas, es una laja con inscripción junto a las tumbas: un regalo de la ciudad de Jerusalén, donada en 2004 por el embajador israelí. Solo es una expresión de una amistad normal entre pueblos como también se la tiene con otras comunidades, dice Mariko Samejima de la embajada. Lógicamente, no creen que Jesús esté enterrado allí. "Eso queda totalmente descartado". Pero tampoco se ve blasfemia en ello. Para algunos, todo no es más que un ejemplo de cómo los japoneses asumen cosas del exterior y las convierten en propias. Así, la Navidad es más bien un evento lúdico-romántico para comprar y divertirse.

No importa qué haya de cierto en la leyenda de la tumba de Jesucristo y las pirámides en Shingo. Hay una cosa que la fantástica historia aportó a sus habitantes: muchos turistas, más de 30,000 al año. Y para ellos existe otra especialidad local, el sake, con nombre adecuado: "Pueblo de Cristo".




MISTERIO EN JAPÓN.


Un fragmento del libro Supernatural and Misterious Japan. Spirits, Hauntings, and Paranormal Phenomena de Catrien Ross, indica que "Dos cruces de madera marcan el lugar. Mirando una a la otra en un monte sombrío al cual se puede llegar gracias a una serie de escalones, mientras cada cruz está rodeada de una cerca blanca. Estas cruces son algo inusual en Japón, una nación Shintoista y Budista donde solo el 1% de su población es cristiana. Pero mas inusual es la historia detrás de estas cruces.

Al pie del pequeño monte hay unos pizarrones con indicaciones en japonés e ingles, explicando que este sitio en una remota villa japonesa es la tumba verdadera de Jesucristo. De acuerdo con la información en japonés, Cristo llegó a Japón a la edad de 21 años a estudiar teología.

Cuando cumplió los 31 años volvió a Judea y trató de predicar el mensaje de Dios, mas la gente, en vez de escucharlo, quiso matarlo. Pero fue el hermano menor de Cristo el que fue crucificado y murió en la cruz en vez de él. Cristo logró escapar y, después de un problemático viaje, regresó a Japón y a esta villa, donde vivió hasta la edad de 106 años. La tumba de Cristo está marcada por la cruz a la derecha, mientras la que está a la izquierda, pertenece a su hermano Iskiri, o más bien, el lugar donde descansan sus orejas, que fue lo único que Cristo trajo consigo.

Estos hechos, menciona el pizarrón, están basados en el testamento de Cristo. De cara a las cruces están las lápidas de los descendientes japoneses de Cristo, los cuales son la familia Sawaguchi, que ha tomado la estrella de David en su escudo familiar".


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