viernes, 20 de febrero de 2015

El corsario Argentino que ocupó California


"A las 8 horas desembarcamos, a las 10 era en mi poder la batería y la bandera de mi patria tremolaba en el asta de la fortaleza", dice la escueta, pero colorida bitácora de una fragata combativa que recorrió el mundo hace casi 187 años. Y por seis días, California, la costa oeste de lo que ahora son los Estados Unidos, fue de la Argentina.

Ocurrió entre el 24 y el 29 de noviembre de 1818, cuando el capitán Hipólito Bouchard tomó la pequeña fortaleza de Monterey, entre las entonces jóvenes ciudades de San Francisco y Los Angeles, en lo que aún era territorio de la corona española, en guerra contra las Provincias Unidas del Río de la Plata. Ocurrió entre el 24 y el 29 de noviembre de 1818, cuando el capitán Hipólito Bouchard tomó la pequeña fortaleza de Monterey, entre las entonces jóvenes ciudades de San Francisco y Los Angeles, en lo que aún era territorio de la corona española, en guerra contra las Provincias Unidas del Río de la Plata.

 "Era la capital de la Alta California española, entre monasterios y presidios remotos. Todo el ejército español en la zona tenía unos 400 miembros y Monterey tendría unos 600 habitantes, que se retiraron cuando llegó Bouchard, saqueó lo que quedaba y prendió fuego el resto", explica a LA NACION el historiador aficionado Peter Uhrowczik.

A lo lejos se divisaban las fragatas. Venían veloces, amenazantes. Con olor a guerra. El nombre de una de las naves ya era famoso en buena parte del planeta, y su capitán, el corsario Hipólito Bouchard, era igualmente reconocido en su fama de “El Loco”.

Sin embargo, el avance de los invasores sobre las costas californianas, se vio truncado por una mala pasada de la naturaleza: los vientos cesaron abruptamente, dejando a la embarcación argentina “Santa Rosa” a merced de las dos baterías enemigas que custodiaban la playa.

La masacre fue de cierta magnitud, y la sangre corrió sobre la cubierta de la “Santa Rosa”. Sin embargo, el aparente dominio que el ejército defensor había ejercido sobre la nave extranjera era en parte ilusorio. Bouchard, al mando de la fragata “Libertad”, rescató a la tripulación restante de la otra nave y con doscientos hombres armados con bayonetas y lanzas se hicieron con la costa, obligando a la huida despavorida de los escasos veinticinco que custodiaban el territorio.

Una vez tomada la zona de Alta California, la noche del 24 de noviembre de 1818, un hawaiano cobrizo se dio a la tarea de de quitar la bandera española, e izar la argentina. Monterrey, capital de California, era ahora oficialmente de Argentina.




Uhrowczik, nacido en Checoslovaquia, criado en la Argentina y residente en los Estados Unidos desde 1963, es autor del libro "La quema de Monterey: el ataque a California de 1818 por el corsario Bouchard", considerado por varios de sus pares el libro "definitivo" sobre aquellos seis días.

Uhrowczik recuerda, no obstante, que no resultó "una gesta heroica". "Esto no fue como San Martín en Perú; lo que ocurrió en Monterey fue algo pequeño. Bouchard y sus hombres desembarcaron, marcharon y capturaron el fuerte sin resistencia porque los españoles usaron su estrategia típica de retirarse hasta que se marcharan los agresores", destaca.

Algunos recuentos marcan que el gobernador español Pablo Vicente de Solá sólo había dejado allí 25 soldados para enfrentar a unos 200 marinos.

Durante la estadía de los enviados argentinos (en realidad muchos de ellos eran extranjeros), California sufrió los tormentos del saqueo. Se mato a los animales de ganado, se quemaron propiedades y violaron a las pocas mujeres que no habían evacuado la zona. Para fortuna de España, un ataque de este tipo no era improbable, por lo que todo el oro y dinero habían sido evacuados, dejando solo en manos del enemigo, una gran cantidad de licores como botín.

El aprovisionamiento y reparación de las naves con animales, comida y licor duró hasta el 29 del mismo mes, cuando las naves levaron anclas y enfilaron a su patria, con la tripulación en estado de total embriaguez. California fue recuperada rápidamente por los españoles, quienes se encontraban esperando el momento de la partida de Bouchard.

"Tan efectiva fue la retirada, que en los seis días que siguieron, Bouchard no habló con nadie porque todos se habían marchado y él también decidió seguir su lucha contra los españoles que comandaba el gobernador Solá en otras áreas aledañas", explica Uhrowczik.

Así fue como durante una semana, la capital californiana perteneció a la surgente “Republica del Plata”. Aunque el objetivo principal del corsario Bouchard (catalogado por muchos historiadores extranjeros como pirata) fuera el de amedrentar a las tropas españolas de California, fue capaz de tomar sin saberlo, el estado más poblado de los actuales Estados Unidos de Norteamérica, y uno de los más poderosos sobre la Tierra.

Bouchard dejó, de todos modos, una marca en la historia. Además de varios monolitos y placas en distintos puntos de California, en un muelle de la ciudad de Santa Bárbara flamean las banderas de los países que alguna vez ocuparon California: España, Rusia, México, Estados Unidos... y la Argentina.




"Yo fui el que izó esa bandera argentina", dice a LA NACION el presidente de la Asociación de Intérpretes de la Corte de California, Carlos Cerecedo. Nacido en El Bolsón y criado en Bariloche, vive en Santa Bárbara, puerto que Bouchard amenazó con volar en pedazos en 1818 si no liberaban a tres de sus hombres.




Huella en la región.

Un segundo historiador de aquellos días, Gary Breschini, coincide en que Bouchard dejó una huella en la región, pero que aún se debate cuál. "En los Estados Unidos es considerado un corsario, pero en las zonas aledañas a Monterey es visto como un pirata, sin más. Depende de qué lado de la historia se quiera ver", dice a La Nación.

De barba larga, sombrero y vestimenta de pirata de película para chicos es como se lo recuerda, por lo pronto, en el Festival de la Misión de San Juan Capistrano, donde a fines de octubre de cada año se recrea su saqueo de los depósitos de la orden y la borrachera de sus marineros con sus vinos y licores.

Para Uhrowczik, que revisó las bitácoras de Bouchard y de su segundo, Peter Corney, a cargo de la corbeta Santa Rosa, eso no está tan claro.

Por Hugo Alconada Mon,Corresponsal en los EE.UU.

"Una persona que respetó reglas"

"Bouchard era una persona muy dura con sus tropas, casi brutal, pero que respetó ciertas reglas: no tocó las misiones, ni las iglesias, y cumplió con su objetivo de hostigar a los españoles en cualquier parte del mundo", dice el historiador aficionado Peter Uhrowczik, quien tuvo el apoyo del presidente de la Academia Nacional de la Historia, Miguel Angel De Marco, y del historiador naval Pablo Arguindeguy para profundizar su investigación.

El presidente de la Asociación de Intérpretes de la Corte de California, Carlos Cerecedo, también concluyó que Bouchard no era un pirata, ni mucho menos un forajido y decidió limpiar su nombre.

"Traduje todos los documentos sobre Bouchard y las bitácoras de su viaje y me presenté en la Justicia con una moción a mediados de 1997 -recuerda-. Y logré que el presidente de la Corte de Santa Barbara [por el juez Thomas R. Adams] ordenara que a partir de entonces, en el condado de Santa Bárbara a Bouchard sólo se lo puede citar como corsario, no pirata."

Francés, veterano de las guerras de Napoleón, Bouchard también peleó junto con San Martín en la batalla de San Lorenzo y con Guillermo Brown contra naves y fortalezas españolas sobre las costas de Chile, Perú y Ecuador.

Ya ciudadano argentino, el 9 julio de 1817, en el primer aniversario de la independencia, se lanzó como corsario llevando consigo a otros dos marinos que dejarían surco propio: José María Piris y Tomás Espora. Con ellos circunvaló el mundo, con escalas en Madagascar, Filipinas y Hawai. Datos curiosos



Hipólito Bouchard zarpó de Buenos Aires el 9 de julio de 1817 al mando de la fragata "La Argentina", rebautizo del navío "Consecuencia" que él mismo había capturado poco antes a los realistas del Pacífico.

California, fue uno de los estados más codiciados de América. Principalmente habitado por los nativos, fue reclamado por los Rusos (quienes compraron Alaska), permaneció bajo el poderío español, mexicano y argentino, para terminar conformando un estado más de los EE. UU.

Se dice que la causa de que muchas banderas americanas tengan como base el celeste y blanco se debe al contagio de los ideales independistas que Bouchard llevó a las naciones gobernadas por Reinos extranjeros. Aunque también se dice que la causa es que son los mismos colores de la Casa de los Borbones.

California es llamada el “Estado dorado”. El origen se discute por los historiadores entre el color de sus colinas, la cantidad de días que el sol brilla sobre el, y la cantidad de oro que se extrajo durante la llamada “fiebre del oro”.

Después de su retiró Hipólito Bouchard vivió solo, amargando su carácter y golpeando frecuentemente a los peones de sus tierras. Murió a manos de estos, tras protagonizar uno de sus tantos actos de violencia.

Fuentes y otra fuente

No hay comentarios: