7. Niños sacrificados
Cuando un bebé espartano nacía, era llevado a un comité de ancianos. Si el consejo de ancianos determinaba que era débil, enfermo o deforme, el padre lo abandonaba en un hoyo, donde moría de hambre. Se estima que aproximadamente un 50 % de los bebés nacidos en Esparta murieron de esta forma.
A los 7 años se consideraba que el niño estaba en edad de iniciar su formación belicosa. Los chicos se despedían de sus padres y quedaban bajo el cuidado de un tutor llamado «guardián», cuya principal función era enseñarlos a desafiarse, a pelear y a desconfiar de los demás. En esta escuela cuartel las reprimendas del maestro eran con látigo.
5. Niños ateridos, hambrientos y ladrones
En la escuela cuartel, los chicos recibían poca ropa y andaban descalzos, para que se acostumbraran a las inclemencias del clima. Eran mantenidos con hambre y se les estimulaba a robar comida. Si eran descubiertos en el robo, los azotaban, pero si se comportaban sigilosamente, recibían una promoción.
4. Niños batallando por un queso
Un festival espartano consistía en poner a los chicos muertos de hambre a pelear por alcanzar trozos de queso que eran colocados sobre el altar de la diosa Artemisa. Era un espectáculo para el disfrute de los adultos, que hacían cola para presenciarlo. El que tomaba más queso era honrado con el título de «Bomonike»
3. Niños embrutecidos
Los chicos eran sometidos a interrogatorios, en los que debían contestar preguntas, como quién era el guerrero más feroz de su comunidad. Las respuestas debían ser satisfactorias y rápidas. Los alumnos dubitativos o con respuestas poco convincentes eran severamente castigados. Los instructores considerados poco estrictos también llevaban lo suyo.
Los espartanos tenían el festival anual llamado «Diamastigosis» en el que los niños encabezaban un desfile en el que iban recibiendo latigazos hasta desfallecer, mientras que la multitud los animaba a permanecer de pie. Los chicos se ofrecían como voluntarios para competir por el honor de representar a su comunidad y optar a la distinción del más resistente.
La formación guerrera infantil de los espartanos incluía que los chicos observaran desde pequeños el asesinato brutal de esclavos para que se fueran preparando a la sangre de las batallas. Pero mirar no era suficiente. Luego, los niños eran enviados con una daga y unas pequeñas raciones de comida a esconderse en los caminos con la misión de emboscar y asesinar por lo menos a un esclavo ilota.
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