domingo, 29 de julio de 2012

La mirada de Jesús



 

La mirada de Jesús 

Mc 14, 19: Levantó los ojos al  para dar gracias, bendecir a Dios… 
Mc 7, 34: Levantó los ojos al cielo… Dijo: “Effatá…”. 
Lc 6, 20: Alza los ojos hacia sus discípulos y predica las bienaventuranzas. 
Lc 20, 17: Clava sus ojos en los Sumos Sacerdotes y los reprende. 
Lc 22, 61: Jesús mira a Pedro que lo ha negado. (cfr. Mc 8, 33). 
Mc 10, 33: Mira a sus discípulos y advierte que es difícil, por el dinero… 
Mt 9, 22: Mira a la hemorroísa que lo ha tocado y le habla: “¡ánimo!!”. 
Mc 3, 5: Mira con ira, apenado por la dureza del corazón de los que lo acechan para ver si viola el sábado curando a un 
Mc 10, 21: Lo miró (al joven) y sintió afecto por él… 
Lc 19, 5: Alzando la vista (hacia Zaqueo) le dijo… 
Mt 19, 26: Mirándolos fijamente les dijo… 
Mc 3, 34: Mirando en torno dice: “Estos son mi madres y mis hermanos…”. 
Jn 1, 42: Jesús, fijando en él su mirada (en Simón, al que  Pedro). 
Jn 19, 26: Jesús, viendo a su madre (junto a la cruz…). 
Mc 6, 34: Al desembarcar, vio mucha gente y sintió compasión. 
Mt 4, 18;21: Vio a dos hermanos… (Juan y Santiago…). 
Mc 2, 14: Vio a Levi
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Los ojos de Jesús 

Después de las manos, nada tan expresivo en el hombre como sus ojos a los que, con razón, se ha denominado “reflejo” o “ventana del alma”. Y los ojos de Jesús han expresado todo lo que pasaba por su alma santísima y han llevado hasta la intimidad de su corazón todo lo que acontecía a los hombres con quienes convivía… 
Así los ojos de Jesús son el camino de “ida y vuelta” por el que él revela su corazón y por el que los hombres entran en él… 

Los ojos y la mirada de Jesús que se elevan dese la Tierra al Cielo, como en un intento de ver al Padre y como para que, detrás de los ojos, vaya también todo el corazón y todo el ser hacia Dios. 
Los ojos de Jesús que se posan –como los ojos de Dios– sobre las miserias de la humanidad: las llagas de los leprosos y la maldad de los pecadores, y que llevan el sufrimiento humano, físico o moral, hasta el corazón de Jesús… Ojos de Jesús, –ojos de Dios– que comprenden ahora, de nuevo modo, el peso del barro sobre nuestro corazón. 

Ojos de Jesús que, así, miran ya con mirada de ternura y compasión, cuando ven la miseria; ya con mirada de enojo e ira cuando ven la dureza del corazón. Mirada de Jesús sobre el joven rico, al que “lo miró y lo amó”; y sobre Pedro que lo ha traicionado y al que le dirige una mirada de reproche y de perdón al mismo tiempo… 
Ojos de Jesús que fueron los que llevaron las manos de Jesús a obrar prodigios. Ojos que obraron prodigios con su sola mirada: por que convirtieron a Pedro… Ojos de Jesús, llenos de amor por su santísima Madre.


La profundidad de la mirada de Jesús 

Recordar que estema de la mirada es específico de Marcos, pues seguramente que Pedro (de quien Marcos recibió el relato de su Evangelio) conservaba la impresión de la mirada de Jesús.* 

Los ojos de Jesús miraban a fondo… Digamos que hay tres formas de mirar: 
a) en lo exterior, como los animales, que sólo perciben colores, formas, movimientos… 
b) en lo interior, como debieran mirar los hombres… Mirando la esencia, percibiendo las relaciones, descubriendo lo interior… 
c) en lo más profundo, cuando la mirada es la de la fe… momento en los que se percibe a Dios. 

La mirada de Jesús es así, profunda, penetrante… Ve a Dios en todo… Por eso: “Miren los lirios del campo… vean las aves del cielo…”. Por eso Jesús nunca se siente solo… se sabe acompañado por el Padre en todo momento… Mira atentamente a los hombres y descubre su interior, sus necesidades y anhelos… y por eso acude a ellos… Las manos de Jesús responden a las necesidades de los hombres que previamente los ojos de Jesús han descubierto… quien cierra las manos a los demás, es por que tiene los ojos cerrados a los demás… Pero Jesús tiene abiertos los ojos, y por eso abre las manos… 

Pero hay algunas miradas de Jesús en las que conviene fijar hoy nuestra atención: 

1) La mirada de Jesús al joven: Mc 10, 21. Lo miró y lo amó y lo invitó a seguirlo… sintámonos nosotros amados por el Señor…Porque también a nosotros nos mira constantemente con amor… Y nos sigue invitando a seguirlo. Sintámonos envueltos por la mirada de Jesús y sigámoslo con renovado fervor. 

2) La mirada de Jesús a Pedro: Lc 22, 61 (Mc 8, 33). Sintámonos llamados a convertirnos, como Pedro... ¿Quién de nosotros no lo necesita?... Y como Pedro, lloremos nuestras culpas y traiciones para no recaer en ellas nunca más… Lloremos nosotros por nuestras culpas… No sea que deba ser Jesús el que llore por nuestro empedernimiento, como lloró sobre Jerusalén (Lc 19, 11)…
 



3) La mirada de Jesús hacia Zaqueo… Porque Zaqueo hizo los esfuerzo de subirse al árbol (no importante nada de lo demás), “para ver a Jesús”(Lc 19, 3), por eso recibe la mirada de Jesús (Lc 19, 5) y recibió la invitación para que Zaqueo lo recibiera en su casa… Que suceda ese encuentro de mirada, ese cruce de mirada que significó encuentro de personas y que tuvo como resultado la salvación (Lc 19, 9). 


*Un primer cruce de miradas, cuando Pedro fue llamado al ministerio apostólico (Mc1, 16); una mirada de reproche cuando Pedro intenta apartar a Jesús de su misión (Mc 8, 33); la última mirada, ante la negación de Pedro (Lc 2, 61).




Extraído de "Gestos y Sentimientos humanos de Jesucristo" textos compilados del padre Hugo Orsi

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