En 1976 en Big River Valley, corrió el rumor como la polvora, de cómo dos policías se habían topado con un gigantesco pájaro justo antes del amanecer. Al poco timepo, los avistamientos de aves gigantes se producían por toda la frontera de Texas siendo siempre las mismas descripciones, cabeza negra y desnuda de plumas con una altura de más de metro y medio y una envergadura de cuatro metros. Un ave así no podía pasar desapercibido desde luego.
Sin embargo con el tiempo las descripciones variaron y se volvieron grotescas y exageradas, 13 metros de longitud, cara como la de un gorila y alas de murciélago. En ese entonces muchos la llamaron “La Chusa” una bruja voladora de los cuentos populares de México. Con el tiempo todo se olvido y la vida en el Valle volvió a su rutina habitual.
Pero hubo algunos que no se rindieron, y entre ellos varios ornitólogos que se decidieron a buscar el origen de esos avistamientos pensando que tras ellos debía de haber algo real. Para ello se trasladaron a las zonas humedas con la intención de conseguir algún ejemplar o materia reconocible que permitiera identificar a la gran ave, o cuando menos certificar su realidad. LA razón de esta insistentica era obvia. Ya en 1973 el ornitólogo Keith Arnold había examinado el cadáver de un gran pájaro conocido como Jabiru, que había sido descubierto cerca de Huston. La descripción de Arnold era cuanto menos curiosa, mas de metro y medio de altura, cabeza sin plumas y negra, una envergadura de 3 metros y patas estrechas y largas como las aves zancudas. La descripción era extremadamente parecida a la del misterio pájaro del Valle.
La Jabiru, es el ave zancuda más grande del “Nuevo Mundo”, siendo solo un poco mas grande que el “Whooping Crane”. Se distribuye por toda América del Sur, el este de los Andes y tanto al norte como al sur de México. Las Jabiru, como la mayoría de las aves zancudas pasan largo tiempo en las aguas poco profundas de valles y lagos. Construyen sus nidos con grandes juncos en las copas de los arboles, junto a otros de su especie. Hoy sabemos que los Jabiru solo anidad aproximadamente cada dos años.
Para los ornitólogos Estadounidenses, el avistamiento de este animal es casi como un Santo Grial, considerándola una rareza y prácticamente extinguida. Los buscadores de 1976, intentaron dar con el animal, pero la búsqueda fue en vano. Sabían perfectamente que el encuentro de 1973 no era casual y siguieron intentando dar con el animal década tras década, pero desgraciadamente desde 1973, estas aves solo han sido vistas en 10 ocasiones. El último encuentro se produjo no en Texas, sino en Mississippi.
El pasado mes de Agosto de 2007, una mortandad masiva de peces en una granja, atrajo la atención de cientos de aves zancudas a varias millas de distancia. Cuando una pareja de Jabiru mycteria se sumaron al festín, los granjeros se dieron cuenta de que aquella ave era especial. Sin embargo la noticia tardo en llegar a un especialista al menos un mes, ese fue Seymour Johnson. Las fotos que tomara Johnson, serían impactantes. En las primeras imágenes se veía a decenas de garcetas buscando entre las someras aguas del arroyo, con una enorme Jabuiru en el medio de la foto.
Al poco tiempo la noticia de la aparición de cientos de pájaros atrajo la atención de cientos de observadores y al poco el lugar estaba lleno de ornitólogos y fervientes observadores. “Siempre estoy buscando aves, he viajado con mi mujer Lin y mi amigo Larry Morgan por media América y hemos visto cientos de cigüeñas, pero nunca algo así, ni yo ni nadie. ¿Cómo podría un ave así de magnifica extinguirse? Asi lo creímos en 1976” Comento Johnson en una entrevista al publicar sus fotos. Ese avistamiento fue catalogado como Jabiru Nº10.
Y entonces ocurrió de nuevo, a finales de junio de este mismo año, El Departamento de Vida Salvaje y Pesca de Louisiana anuncio mediante Michael Seymour y Josh Sylvest el encuentro de un nuevo Jabiru alimentándose en Wood Storks al oeste del Baton Rouge. Se catalogo como Jabiru Nº11. De nuevo, los ornitólogos volvieron a buscar desesperados al Jabiru, pero no fue posible localizarlo.
“¿Se ha extinguido el Jabiru? Es posible, pero si alguien toca en mi puerta y no estoy en casa, seguro que estoy buscando al Jabiru. Solo necesito encontrar un buen socio que me ayude a encontrarlo” afirmo Seymour. Desde luego que si alguien quiere ver este pájaro antes del fin del milenio, debe tener la compañía de este observador de aves.
Esta increíble historia tiene una doble moraleja de cara a nuestra disciplina conocida como Criptozoología. Por un lado podemos ver como las observaciones de aves gigantes que en un principio pueden ser tomadas como “cuentos de miedo para niño”, pueden suponer una importante pista para los avispados investigadores que estén a la búsqueda de animales desconocidos o poco frecuentes. Y por otro lado, sería interesante especular hasta que punto podría ser responsable el Jabiru de los avistamientos del conocido como “Ave trueno” en Texas o de los que muchos testigos llaman Pterodáctilos en las fronteras de México en los últimos años.
Cabeza negra y calva, enorme estatura y gigantesca envergadura alar además de un gran largo pico huesudo y largas patas delgadas y fuertes. Desde luego, la descripción podría dar luagr a muchas confusiones.
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